domingo, 16 de diciembre de 2018

Denuncian a Psiquiatra de Hermilio Valdizan por tocamientos indebidos








Madre de adolescente afirma que llevó a su hija por caso de bullying y luego el hombre las citó a su consultorio personal. El médico dio su descargo y niega acusaciones.
Una madre de familia denuncia que su hija de tan solo 14 años de edad habría sido víctima de tocamientos indebidos por parte de un psiquiatra al interior de su consultorio en el distrito de Ate Vitarte.

La denunciante revela que llevó a la menor de emergencia al Hospital Hermilio Valdizán con el fin que pueda ser asistida por las consecuencias del bullying que sufrió en el colegio. Fue ahí que conoció a Gustavo Santos, un médico residente que luego de evaluarla le recomendó su consultorio personal para seguir con el tratamiento. Cada sesión costaría treinta soles.

El día de la cita, la madre afirma que extrañamente el especialista habría cerrado con seguro la puerta donde atendía a su hija por un lapso de hasta dos horas. No obstante, ella sospechó de dicha actitud, por ello cuando la adolescente salió de la consulta le preguntó qué era lo que había pasado y la escolar le confirmó que sufrió tocamientos indebidos por parte del galeno.
“Yo no hice nada, porqué me hizo tanto daño. Yo fui para que me ayudara, yo no fui para que él se quisiera aprovechar de mi situación (...) El doctor me dijo que me iba a pesar y me dijo que me desvistiera, luego me dijo que me echara a la camilla ”, reveló la menor a ATV Noticias.
Tras este evento, la adolescente regresó al Hospital Hermilio Valdizán en la búsqueda de otro especialista, sin embargo, se cruzó con Santos, quien al ser encarado por la madre de la jovencita negó las acusaciones y hasta se habría reído.


La denuncia ya fue interpuesta contra el psiquiatra y por lo pronto la Fiscalía ya citó a la agraviada para que pueda pasar por la cámara Gessell en la que se tomarán sus declaraciones.
Por su parte, el Hospital Hermilio Valdizán envió un comunicado al citado medio en el que aseguraron que el médico acusado ha sido suspendido mientras duren las investigaciones del caso, el cual ya ha sido remitido al Colegio Médico del Perú y al Comité Nacional de Residentado Médico para que tomen las medidas correspondientes.

El médico responde

En tanto, el psiquiatra sindicado se comunicó con el programa ATV Edición Matinal y negó las acusaciones aduciendo que dentro de la denuncia presentada existen datos brindados por la madre que caen en la irregularidad como la fecha en la que se dio la cita ya que según Santos aquella fue el 21 de octubre y no el 22 como asegura la señora. Asimismo, cuestionó que la denuncia se haya realizado un mes después de los presuntos tocamientos indebidos.
Por otro lado, el especialista negó que haya cerrado la puerta de su consultorio con seguro ya que esta no cuenta con pistillo.
Finalmente, Santos reveló que la primera vez que tuvo contacto con la menor en el Hospital Hermilio Valdizán, ella ya presentaba llanto desconsolado y todo se debería a violencia intrafamiliar y no a bullying como detalla la madre.
El galeno anunció que iniciará medias legales contra la denunciante ya que considera que se ha mancillado su nombre y carrera profesional.






https://larepublica.pe/sociedad/1374641-ate-vitarte-adolescente-denuncia-tocamientos-indebidos-psiquiatra-hospital-hermilio-valdizan-video





sábado, 15 de septiembre de 2018

Los olvidados del Larco Herrera



Son 385 Pacientes en estado de abandono familiar los que viven en el centro psiquiátrico. Llevan más de 30 años internados. Muchos de los pacientes de pabellones para ancianos y con retardo mental han sido dados de alta, pero no pueden salir debido al rechazo de sus familias. Aquí un vistazo a sus vidas.
Fuente: La República
La demencia abandonó sus ojos. La expresión de sus rostros ya no es de locura, pero deben resignarse a permanecer en los pasillos de un hospital psiquiátrico. Son 385 pacientes que perdieron la razónde manera intempestiva y, aunque muchos ya fueron dados de alta, el abandono y olvido de sus familias les impide retornar a la realidad. 

La historia de Eliane (76) comienza en un basural. Un día cruzó el umbral de su casa y olvidó la ruta de regreso, el rostro de sus padres y el llanto de su hija recién nacida. La vida en las calles aumentó sus delirios. “Oía voces que me insultaban y veía animales salvajes que amenazaban con atacarme”, cuenta mientras presiona fuertemente los ojos, como atrapando los recuerdos que se escapan. 

Ellos y la soledad 

Los doctores del hospital Víctor Larco Herrera aseguran que esta mujer permanece internada desde hace 41 años por padecer de esquizofrenia, sin embargo, las visitas que recibe son casi nulas. “Yo vivía en Jesús María, allá era feliz toda la vida. No sé cómo llegué aquí, pero una noche vino mi hija al hospital y le pregunté si me iba a llevar. Me respondió que estaba muy ocupada y se fue. No volvió más”, asegura Eliane. 

De pronto, el pabellón 2 de Psicogeriatría (con una población de 64 adultos mayores con enfermedades mentales) se convierte en una pista de baile. Pacientes y enfermeros danzan en el centro con una emoción contagiante. 

Es parte de las terapias diarias, así que Eliane se une al grupo. En su lugar sale Isabel, una sexagenaria de impresionantes ojos verdes que recuerda el nombre completo de sus padres, la dirección exacta de su casa, pero no la psicosis que atacó su mente. 

Se dice que nació al norte del país y vino a Lima como doméstica. También que cuando la encontraron en la calle tenía delirios de persecución. Lo cierto es que ella solo mantiene en su memoria que alguna vez un médico le prohibió criar a sus hijos por razones de seguridad. Así amaneció una mañana en el hospital psiquiátrico, y así pasó el resto de sus días. 

Libertad negada 

Han pasado 30 años desde esa vez. Hoy los reportes del nosocomio dicen que ella se encuentra apta para salir de alta, que debe volver con su familia para reinsertarse a la sociedad y seguir el tratamiento desde su casa. Pero la libertad le ha sido negada. 
Sus propios familiares fueron quienes cerraron las puertas que la llevarían de regreso a la realidad, los que se han hecho de oídos sordos a los gritos de Isabel que los espera y que, a pesar de recordarla, solo han ido a visitarla un par de veces desde aquel lejano 1969. 

En el Larco Herrera las historias de vida de los pacientes se escriben a medias. Deben descifrarse entre sus desvaríos y ratos de conciencia. Y resulta más difícil aún intentar rehacer su pasado, cuando los recuerdos de aquellos desamparados se niegan a salir con palabras. 

Ese es el caso del pabellón 8, que alberga a 41 pacientes con psicosis y retardo, 31 de ellos con severos problemas de lenguaje, y solo cinco con familia, aunque las visitas son muy reducidas. 

“Nuestro trabajo es muy recargado porque son pacientes que se comunican poco. Son muy dependientes, hay que asearlos y vestirlos. Demandan mucha atención, se comportan como bebés, incluso a veces comen tierra o pasto y siempre debemos vigilarlos cuando desean ir al baño”, cuenta Luis Bonelli, médico a cargo del pabellón. 

Entonces Irene (45) se acerca. Interrumpe la conversación. “¿Tú eres la señora que yo esperaba, no?”, pregunta convencidísima. “Sí”, le digo, y entonces no se despega de mis pasos. ¿Qué edad tienes?, pregunto. “Un año”, responde, y sonríe dejando ver los únicos dos dientes que adornan su encía inferior. 

Hace 25 años, la Policía la encontró durmiendo bajo un puente. Su familia era indigente y tenía problemas mentales, como ella. 
Desprotegida, Irene sufrió abusos sexuales en la calle, hasta que un ángel de uniforme la trasladó al HVLH. Sus padres murieron y el rastro de sus hermanos desapareció. Una historia más, sin final aparente, que se esconde en los muros de este centro psiquiátrico. 

Sin embargo, los casos más dramáticos son los de NN Samuel y NN Andrés, ambos no identificados, dejados hace más de 30 años en los jardines del Larco Herrera. 

Nivir siendo un “NN” 

Viajando hacia un pasado difuso, encontramos a las madres de ambos acudiendo a consulta externa. Enterándose de la epilepsia y el retardo mental que afectaba a sus hijos. Tomando la decisión definitiva de abandonarlos. 

Los pequeños fueron encontrados por las enfermeras del hospital y viven hasta la actualidad bajo su cuidado, sobre una silla de ruedas, envueltos en pañales y sin recuerdos para el refugio. 

Son solo ellos y las paredes de un hogar que no es el suyo. Samuel y Andrés deberían estar en un albergue para personas especiales. Eliane, Isabel e Irene tendrían que retornar con sus familias. Pero no pueden. Frente a ellos la libertad se muestra con candado. 

Y entonces vienen las expresiones de tristeza, los llantos, las depresiones. Porque todos ellos son “conscientes” de vivir en el olvido de sus seres queridos, en un lugar donde el pasado se esfuma y los fantasmas de su mente podrían regresar al verlos desprotegidos.
Datos
Actividades. Durante la estadía de los pacientes en el HVLH se busca colmar el tiempo con diversas actividades, a fin de mantener el desarrollo de sus habilidades y pensamientos.] 

Donaciones. Es por ello que el uso de libros, juguetes y materiales didácticos resulta importante. Si usted desea realizar este tipo de donaciones, así como ropa en buen estado, no dude en acercarse al centro psiquiátrico.
Análisis
“No deberían vivir en el hospital”
Cristina Eguiguren 
Directora del Hospital Víctor Larco Herrera
La gente tiene el concepto errado de que un paciente con problemas mentales debe permanecer de por vida en un hospital psiquiátrico. Sin embargo, las medicinas actuales pueden lograr que una persona con psicosis se recupere en dos o tres meses y retorne con su familia y vuelva a trabajar. 

Los internos abandonados por sus familias son conscientes de ello y sufren porque saben que los han olvidado. Además, el hecho de permanecer tantos años en el hospital hace que pierdan sus habilidades sociales, que cambien su percepción del mundo real externo y pierdan su derecho a la libertad. 

Los adultos mayores que viven aquí deberían vivir con sus familias, ya que ninguno es peligroso y realizan labores normales, mientras que los pacientes con retardo puro, sin psicosis, que fueron abandonados en la calle o enviados aquí por orden judicial, deberían se trasladados a un albergue especial.

viernes, 13 de julio de 2018

Abusos en el consultorio

 

  • Las denuncias contra el psiquiatra Óscar Coronado Molina se multiplican y en todas se configura el mismo patrón depredador.
“No quería que más chicas pasaran por lo mismo. No quería que le ocurriera a nadie más. Lo quería hacer por todas las voces que callan”, dice Solvey Cepeda, de 17 años, en la sala de su casa en San Martín de Porres, cerca de la avenida Habich.  Hace casi veinte días denunció por tocamientos indebidos al doctor Óscar Coronado Molina (47), el psiquiatra que la atendió en el Hospital Cayetano Heredia. La acompaña su madre, Milagros Hernández (52).
Fuente: Hildebrandt en sus Trece